Los fantasmas del miedo en la aplicación de la vacuna
Por Javier Torres Aguilar La cola larguísima, como una serpiente gigante. Ni modo, a formarse. Menos mal que la mayoría trae cubrebocas. Ahí está Javier con sus miedos de contagiarse otra vez del peligroso bicho. Doble cubrebocas y lentes: no vaya a ser la de malas que el virus lo vuelva a alcanzar. Libró de milagro a la muerte, hace como un año. Ya solo le quedan el miedo y un dolor que de repente vuelve en su espalda. “Son secuelas del Covid”, le dijo una vez el médico. Javier está ahí para que le inyecten la segunda dosis de la vacuna. Al igual que él, casi todos van por el refuerzo anti-covid. Solo unos cuantos rezagados. El miedo y el riesgo de otro contagio parece perseguir a Javier. Para su mala suerte adelante de él, en esa víbora humana larguísima como de dos kilómetros, están dos señoras cincuentonas, como él. No traen cubrebocas. Casi sin pensarlo, Javier actúa. Voltea a mirar al hombre de atrás. “Pásele adelante… si gusta”. El hombre lo mira sorprendido. Javier ...