Por qué les llaman chilangos a los chilangos
Por qué les llaman chilangos a los chilangos, y cómo surgió el vocablo chilango, lo digo aquí. Pero, creo que previamente es mejor es dar unas pinceladas sobre la percepción que se tiene de los chilangos:
Que si te ven caminar en la playa con tenis, que si tu cabellera es abundante, que si te apresuras a parquear tu coche donde otro automovilista ya iba dejar su unidad o que si tu atuendo es desaliñado, no falta que alguien, en algún lugar del interior del país, te clave la mirada y suelte en tono despectivo: Seguro ha de ser un chilango.
Y es que en el imaginario colectivo de provincia se han creado y subsisten las peores etiquetas para aludir a un chilango, sin tener claro que es un chilango.
Para los provincianos, un chilango es alguien de la peor calaña: abusivo, alebrestado, ratero, desaliñado, maleducado; es un tipo no confiable.
Quizá, la percepción que se tiene en provincia de los chilangos se deba a que éste en la ciudad de México y sus alrededores, donde se desenvuelven, han adquirido patrones de conducta que la propia urbe les ha impregnado, los cuales, como es natural, los deja ver en sus estancias o paseos en lugares de provincia.
En otra entrada, esbocé el por qué el chilango es alebrestado, gritón, impaciente, gandaya, por lo que ya no abundaré más en ello.
Sin embargo, el chilango no es como los provincianos lo etiquetan.
Sin embargo, el chilango no es como los provincianos lo etiquetan.
Sí es cierto, siempre se conduce a prisa, como si la vida se les fuera a acabar.
También es cierto, que si, al conducir, observa que algún auto intenta metérsele justo adelante, acelera la marcha e impide la maniobra del otro conductor; como también es verdad que su modo cantadito del habla lo delata. Pero el chilango no por ser chilango es ya ratero, bribón, pues de esta clase hay en cualquier lugar.
Es sí, hay que reconocerlo, alburero.
Y, a veces, se vale de señas para emitir un mensaje, como en la imagen, donde con el puño cerrado y el índice hacia arriba se connota poder, o ya te jodí, o me la pelaste... Eso nos da indicios de la conducta de los defeños, pero no nos dice por qué les llaman chilangos a los chilangos.
Es sí, hay que reconocerlo, alburero.
Y, a veces, se vale de señas para emitir un mensaje, como en la imagen, donde con el puño cerrado y el índice hacia arriba se connota poder, o ya te jodí, o me la pelaste... Eso nos da indicios de la conducta de los defeños, pero no nos dice por qué les llaman chilangos a los chilangos.
El albur, el doble sentido, caracteriza al chilango y al mexicano |
Por qué les llaman chilangos a los chilangos, origen del nombre
Quizá la noción que se tiene del chilango en provincia esté asociada a la propia acuñación del término chilango.
En realidad el origen preciso del vocablo es desconocido.
Existen varias versiones de cómo surgió el vocablo para referirse a núcleos de personas que se desenvolvían en el Distrito Federal.
Los chilangos eran los más jodidos, de la capital
Pero veamos esto:¿Cuál es el significado de chilangos?
En un principio, se estima que les llamaron chilangos a los provincianos emigrados a la capital, porque comían mucho chile.
Desde que nació la palabra chilango ya llevaba toda la carga despectiva que continúa vigente en provincia.
Se cree que los nativos de la urbe de hierro les empezaron a decir chilangos a los provincianos que iban a ganarse la vida a la ciudad capital, porque éstos, pobretones, recién llegados, apenas tenían dinero para comer mucho chile.
En esta versión del surgimiento del vocablo, la misma palabra ya llevaba en su origen el sello de la burla, el albur y jiribilla: eres chilango porque comes chile, o comes mucho chile o comes puro chile, en alusión también al doble sentido que los mexicanos atribuimos a la palabra chile: miembro viril.
O sea, con el calificativo se buscaba ofender: al decirle a alguien chilango, era para indicarle su condición de pobreza, pues no tenía dinero más que para alimentarse de chiles; pero sobre todo era para ofenderlo, pues se le decía en el doble sentido: eres chilango porque te gusta el chile, la ñonga; o sea lo rebajaban a la condición de mujer o maricón, ya que para el macho mexicano es propio de las mujeres y maricas el disfrute del miembro viril.
Se cree que en un principio, se llamaba chilangos a los emigrados al Distrito Federal, los fuereños que invadían la ciudad. Es decir, era un epíteto para señalar la condición distinta de los chilangos: fuereños, intrusos, que les gusta el chile, que comen puro chile, en el doble sentido del vocablo.
¿De dónde proviene la palabra chilango?
Otra versión del origen de la palabra chilango refiere que el término aludía a personas de la más baja condición social. Esta la cuenta Gabriel Zaíd. El ensayista cita fuentes que refieren que el vocablo proviene de shilango, el cual se usaba en Veracruz. Y con este vocablo, de manera popular, se llamaba shilango “al habitante del interior, en especial al pelado de México”.
Y como ejemplo cita un encabezado del periódico Dictamen, publicado en 1957: “Los chilangos en el mercado de Zaragoza”.
Refiere Saíd que a su vez shilango proviene del maya xilaan.
Una fuente más citada por Zaíd (Cesar Corzo Espinosa, Palabas de origen indígena en el español de Chiapas, Costa Amic, 1978, pp.95 y 96.) apunta que chilango deriva del náhuatl Chilan-co, vocablo con el cual se hacía referencia a los habitantes de la ciudad de México, en alusión “al color de su piel, enrojecida por el frío” y que, apunta la fuente de Saíd, "este mote se aplicaba a los aztecas por los nahuas del Golfo de México".
Quiénes son los chilangos, de dónde vinieron
Pero la carga peyorativa del término chilango, podría haber llegado a la Ciudad de México a través de los viajeros veracruzanos, pues en aquella región se llamaba shilango "al pelado de México", a la persona del rango más bajo de los estratos sociales.
Palabra chilango ligada al vocablo pelado
En México, el vocablo pelado por un lado alude a aquel pobretón, al sin dinero; pero por el otro, al individuo sin educación, grosero, malhablado, alburero. Si alguien le espeta a otro: Eres un pelado. Es para ofenderlo; en esa frase se le refriega que es una persona jodida y grosera y que pertenece al núcleo social más bajo de México.
Historia del por qué les llaman chilangos a los chilangos
Entonces, a esa carga significativa del vocablo pelado, con la cual se aludía a los chilangos de Veracruz, se le agregaron otras alusiones en la ciudad de México.
En la capital del país el término se enriqueció; en un principio, los nativos de esa ciudad al calificar a alguien como chilango era para señalarlo como el más jodido y grosero de la clase social; pero también era para indicarle que le gustaba el chile en su significado literal, pero también en el doble sentido.
En la ciudad de México, la carga despectiva del vocablo chilango persistió durante muchos años, tan es así que en 1982, El Pequeño Larousse ilustrado aún apuntaba que la palabra chilango hacía referencia al nativo de la ciudad de México, especialmente de la clase baja. O sea, chilangos sí eran los oriundos del Distrito Federal, pero no todos, que caray, siempre ha habido niveles; el calificativo tenía un destino específico: los nativos más jodidos de la urbe capital.
Diez años después, en 1992, los lingüistas le quitaron lo despectivo y parcial al vocablo chilango, pues a partir de ese año los diccionarios consignaron que esa palabra alude al que es originario de la ciudad de México. Ya no especifica a qué grupo social pertenezca. A estas alturas del post, ya quedó claro por qué les llaman chilangos a los chilangos.
¿Qué son los chilangos?
Actualmente el Diccionario de la Real Academia Española consigna que chilango alude al natural del Distrito Federal o “perteneciente o relativo” a esa ciudad. O sea, precisa que chilangos son todos los que viven en la Ciudad de México, no importa si nacieron allí o no.
Los de la Ciudad de México ya todos somos chilangos
Entonces, albricias, ya con el visto bueno de la académicos de la lengua española, ya todos los defeños somos chilangos, sin distinciones. No por ser chilangos somos ya pelados, de la clase baja, pobretones que les gusta el chile. ¡Ahora todos los de esta metropoli somos chilangos no importa si somos empleados, mendigos, políticos o empresarios!
Pero, es de suponerse que desde antes que los lingüistas incluyeran en el vocablo chilango a todos los que viven en la metrópoli capital, no importando el lugar de nacimiento o el nivel social, los fuereños y pobretones de la capital ya se habían apropiado el término para autodenominarse chilangos, pero ya sin la carga ofensiva; sino ahora era para acentuar su pertenencia a la Ciudad de México, donde todos son astutos, atrabancados.
Es de suponerse que eso haya ocurrido, porque los lingüistas rehacen o aprueban el significado de las palabras, años después de que su uso ya es común en las regiones donde se hablan esos vocablos.
Por qué les llaman chilangos a los chilangos o de cómo el término de despectivo pasó a ser halago
Ya revalorizado y enaltecido el significado del término chilango con el que habrían empezado a autodenominarse los fuereños que viven en esa metrópoli, el vocablo transmutó; de insultante el significado pasó a ser elogio. Ahora, los residentes de la Ciudad de México con orgullo se dicen chilangos.
Pero también hay otros grupos que se asumen desde hace mucho como chilangos: los residentes de la llamada pomposamente zona conurbada y que engloba los municipios colindantes con la urbe capital, entre los que están Nezahualcóyotl, Iztapaluca, Chalco y Chimalhuacán. Las razones de por qué los habitantes de la periferia de la ciudad capital se consideran chilangos, las expondré en otro post.
Si en la urbe de hierro el término chilango denota pertenencia y por tanto es como un elogió, en los estados del interior del país, el vocablo chilango aún lleva toda una carga despectiva, que ya abordé en otra entrada.
Creo que este post titulado por qué les llaman chilangos a los chilangos ha alumbrado un poco el origen del vocablo. Si tienes alguna opinión al respecto, puedes hacerlo en la caja de comentarios, ubicada en el inferior de de este escrito.
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