Las tragedias del sismo como espectáculo para adormilar
Después
del sismo, éste equiparable casi al del 85, las televisoras se adueñaron de las
tragedias de los moribundos y de aquellos posibles sobrevivientes. Los ojos en
los celulares que emiten la señal de las tv. Son incontables los espectadores
embelesados con la niña Frida Sofía que, vociferan las televisoras, pronto, ya
merito, será rescatada. Y así han pasado
horas, más de 48, y nada, que sólo asomó una mano, que ya dijo esa niña que hay
más niños con vida debajo de los escombros que produjo el temblor del 19 de
septiembre en el colegio privado Rebsamen,
que ya entraron los perros y no encuentran a la niña ni a las otras que
dijo estaban con vida. Y la gente, la que se deleita con la tragedia, con
nuestra tragedia humana a raíz del reciente sismo, pegada a la tv, al celular
que emite la señal ésa, esperando el milagro que han hecho creer las pantallas
televisivas sucederá; pero en realidad, esperarían los directivos de esas
voraces empresa de comunicación no rescataran pronto a la infante, pues se les
acabaría esa tragedia que han convertido como espectáculo, del cual mucho hemos
sido atraídos (es mejor que una película, pues sabemos que es real); y con esa
tragedia de la niña Frida Sofía han ganado rating
y, obvio, dinero con los anuncios publicitarios. Y además, a la gente, a
nosotros se nos olvida lo más importante, lo que vendrá después del sismo: qué
habrá escasez de alimentos, que encarecerá más la vida, que habrá más desempleo,
que se recrudecerá la delincuencia, que se pondrá cabrón, pues, el panorama
económico de la Ciudad de México y del país. Pero no nos sorprendamos, que las
televisoras y otros medios electrónicos, léase radio, cumplen bien su papel de, en lo político,
desviar la atención pensante y colocarlo en las trivialidades, en lo cotidiano
que engatusa al espectador, y así alejarlo de posibles conjeturas de cómo
cambiar el rumbo político de este golpeado país por los gobernantes en turno.
La
tragedia como espectáculo cumplió su papel de hacer que la gente olvidara
aunque sea momentáneamente sus problemas de supervivencias; y además se habrán
embolsado millones por publicidad a raíz de la cobertura del rescate de la niña
que al parecer no existe, que sólo es un invento mediático para distraer la
atención de los problemas nacionales.
Las
telenovelas y otros programas ñoños cumplen el papel de adormilar el
pensamiento, pero es más efectivo un hecho real como la tragedia de la supuesta
niña Sofía, esa que al redactar esta nota al parecer se esfumó como un fantasma
creado por los propios medios, pues voluntarios y madres de ese colegio privado
donde sucedió la tragedia, ya dicen que esa niña no existió. Pero ese hecho
convertido en espectáculo por las televisoras, por más de 48 horas ha cumplido
su cometido de desviar la atención de la población media de México; pero ya
vendrá otro suceso sobre el cual las tv y otros medios electrónicos y las redes
sociales encontrarán para mantenernos embaucados; apaciguados con la droga mediática de las
tragedias como espectáculos televisivos.
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