Trotes en el Neza de ayer
Por Javier Torreal Después de tantos veranos, volver a subirte al chimeco –ahora los camionzotes chatos-, es como si nunca te hubieras ido de esta ciudad -otrora temida por sus chavos banda que deambulaban por sus calles polvorientas-; como si solo te hubieras despertado de un largo sueño, y encontraras distinta la fisonomía de Neza, ahora ya con todas sus calles pavimentadas y sus casas de concreto, como si hubiera sido apenas ayer cuando, enfundado en tus jeans, caminaras por las calles lodosas de éste tu Neza, al lado de Fidel, tu primo, rumbo a la tocada que el sonido Guarapera invitaba allí, carnal, en la calle ancha de la Lindavista; como si hubiera sido ayer, cuando, junto con los chavos de la banda, descubiertos los bíceps unos, pero de cabello hasta la nuca la mayoría, te sentaras largo rato en los troncos que hacían las veces de banco, que tenían en la orilla de la terregosa calle Tepeyac, y ya allí, que el trago a la guama , que el pase de mota,...