Tormenta tropical Manuel en Chilpancingo Guerrero [Muertes en el río]
La furia del río Huacapa, provocada por el huracán Manuel de septiembre de 2103, produjo miedos y muertes; las aguas fueron tantas que se desparramaron por las poblaciones. |
Ayer, doña Ana, con el temor en su respiración, juntaba sus cosas, presurosa, pa' irse con su hija y esposo de la colonia Valle Esmeralda, no fuera ser que las aguas de la presa del Cerrito Rico llegaran hasta su casa, pues alguien había corrido la información de que sí, es cierto, ya se rompió la presa, y aunque su colonia dista como 5 kilómetros de dicha laguna, piensa que las corrientes de agua llegarían a su vivienda, pues está cerca del río Huacapa, que atraviesa la ciudad de Chilpancingo, Guerrero, donde la tormenta tropical Manuel e Ingrid, ¡ay diosito!, hizo crecer tanto el río que las aguas chocolatosas, sin freno, tal vez ya desbordadas del canal, correrían con furia arrastrando lo que encontraran a su paso, como había pasado apenitas, en días pasados cuando las lluvias numerosas de la tormenta tropical “Manuel”, hicieron crecer las aguas del Huacapa, a las cuales les fue insuficiente el canal y corrieron por fuera, sin control, llevando consigo palos y piedras, mientras que la corriente mayor sorprendió a varias personas, cuyos cuerpos después fueron encontrados flotando o enterrados en el lodo del río, todo había sido espantoso, horrible, manita, esa jovencita estudiante de comunicación flotando, ya muerta, en la enorme laguna que la tormenta tropical Manuel había formado en la carretera federal que va a Acapulco, eso muy cerquita de su colonia, de eso se acordaba doña Ana guardando sus trapos, aprisa, y le vino a la mente la noticia esa en el Face que daba cuenta de la muerte del profesor Carachure que daba pormenores cómo, con todo y la mixta que traía de taxi el maestro, fue encontrado días después en ese río, era terrible, peligroso el Huacapa, había que huir, salir, date prisa mhija, y doña Ana buscando que los papeles de la casa, que las actas de nacimientos, y luego seguía juntando en esa bolsa negra de plástico su ropa y la de su viejo, pa' ponerse a salvo, y ya casi salía corriendo quién sabe pa' dónde, ya vámonos, lo importante era huir del peligro, cuando oyó en la radio decir a la autoridad municipal que no se alarmaran que la presa no se estaba rompiendo, que eran rumores, no hay peligro, y entonces a ella le volvió la calma momentánea, por esa vez, pues cree que en cualquier momento esta presa de Chilpancingo, Guerrero, que hizo crecer la tormenta tropical Manuel, puede tronar, reventar y más cuando las lluvias siguen y si eso pasa entonces sí a correr, a salvarse.
Tormenta tropical Manuel en Chilpancingo, Guerrero: El miedo de Juan por el río que, piensa, saldrá del cerro
A correr, dispuestos a correr, así están por su parte, los cuatro miembros de la familia de Juan, por el miedo que arrancan los tronidos abajo de las casas y arriba del cerro, y los temblores que ya no dejan dormir a gusto.
Ya las furiosas lluvias que trajo la tormenta tropical Manuel se han debilitado en Chilpancingo, Guerrero, pero la tierra sigue mojada y los temblores continúan, lo raro es que únicamente se sienten aquí en la Valle Esmeralda y en Petaquillas, no en el centro de la ciudad de Chilpancingo. Algo no está bien, piensa Juan, en la noche, mientras junto con su esposa y sus dos pequeños duerme pegado a la puerta, en el piso, pa' correr aprisa en caso que se suelte un temblor grande.
Y la información tirándole a chisme le llega a Juan y a todos los de la colonia Valle Esmeralda de que los tronidos y temblores que suceden, se deben a las corrientes de agua que caminan por abajo de la tierra provenientes de una gigantesca laguna que existe desde siempre arriba del cerro que pasa no muy lejos de Petaquillas y la Valle Esmeralda, pero que ahora, crecida esa laguna por la tormenta tropical Manuel, ya no se da a abasto a albergar tanta agua, y la ha soltado por abajo de la tierra, por eso los constantes temblores y tronidos de la tierra.
Y al saber eso, a Juan le entra la preocupación de que un enorme río brote desde el cerro y se arrastre su casa y la de los demás vecinos.
Pero al paso de los días, los tronidos y temblores van disminuyendo, y a Juan el miedo lo va dejando y poco a poco le empieza a llegar la tranquilidad.
Los chamacos que fueron a parar a las aguas chocolatosas del río Huacapa, ya casi cuando la tormenta tropical Manuel se había ido
Las aguas chocolatosas que se tragaron a dos chamacos en Chilpancingo. |
Y mientras los temblores y tronidos abajo de la tierra seguían en la colonia Valle Esmeralda, la noticia de otras muertes causadas por la Tormenta tropical Manuel en Chilpancingo, Guerrero, llegó por el Face como para entretenernos, pues no podíamos salir; las calles eran intransitables; aquí abajito por la carretera no pasaban carros, y cómo si estaba cortada por esa gran laguna, que había formado el río Huacapa.
Ya las lluvias fuertes habían pasado; había solo hilillos de agua cayendo de arriba y a veces se volvían más tupidos esos hilillos, pero ya se veía que las aguas del huracán Manuel se estaban yendo. Y algunos salimos caminado aquí abajito a la carretera donde estaba la laguna y nos asomamos a ese río, el Huacapa, que casi siempre está seco, pero esta vez se veía que estaba muy muy crecido. Bueno esas aguas chocolatosas despertaron la curiosidad, y muchos fuimos a mirarlo; se podía ver en varias partes, pues ese río atraviesa la ciudad de Chilpancingo de norte a sur.
Y fue en la ciudad, allá cerca de la Terminal de Autobuses, donde murieron esos dos muchachitos, y todo por la curiosidad de ver el río crecido, hágame usted el favor. Y esto que le estoy contando se supo primero en el Face y luego en toda la ciudad. No, sí le digo que la curiosidad es canija. Pues estos chamacos no conforme con estar mirando la aguas chocolatosas del Huacapa, fueron hasta mero la orillita del río, y quién sabe qué paso, quizá el miedo al mirar esas aguas furiosas muy de cerquita les despertó los nervios, el asunto es que los dos escuincles fueron a parar a esas aguas chocolatosas que los envolvió y se los tragó. No, si le digo que estuvo feo, muy feo todo lo que provocó la tormenta tropical Manuel, aquí en Chilpancingo.
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