De Chilpo y Chilangolandia

De Chilangolandia (nómbrese defe, defectuoso, ditrutus federico, Ciudad de México, Etc.) llegué sin saber cómo a Chilpo (apócope de Chilpancingo, aunque debería decirse Chilpa) y ya llevo más de diez  años por acá, por lo que a la vez me siento de aquí y de allá (donde mis pasos juveniles aun parecen trotar en sus calles necenses otroras polvorientas). Estas dos ciudades son ricas en historias y anécdotas, las cuales se cuentan y se contarán en este blog. Los relatos, es de esperarse, por lo general, no tienen nada en común entre Chilpancingo y la ciudad chilanga; al contrario, son los contrastes, lo que los distingue; los que se desarrollan en la urbe de hierro y sus alrededores, sin duda, llevan el sello del proceder de los chilangos, por lo que aquí se catalogan como chilangadas. En cambio, los hechos o anécdotas que tienen o hayan tenido lugar en Chilpancingo, y que en este blog se relatan, por supuesto que se distinguen por el proceder muy particular de los que viven en Chilpo, por lo que para nosotros serán unas chilpancingadas.  Sin embargo, ambos términos, chilangadas y chilpancingadas, en algunos casos los usaremos como eufemismos de chingaderas, es decir aludirán también a algunas acciones que han traspasado los límites de la tolerancia o del agandalle.
          Con las narraciones en este espacio, de los sucesos, del pasado o del presente, de Chilangolandia y Chilpancingo,  se busca  que  los lectores del blog  se enteren de hechos muy particulares en ambas ciudades y en lugares vecinos.
         En este blog, no pretendo ser el único autor. Al contrario, se persigue  la colaboración de varias personas que tengan algo que contar, por lo que el espacio está abierto para quienes gusten hacer sus aportaciones, con temas que aludan a la ciudad chilanga o Chilpo y sus alrededores.

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